jueves, 21 de marzo de 2013

Mayores... y ENAMORADOS como niños



Según los expertos la capacidad de establecer un vinculo afectivo se mantiene a lo largo de toda la vida...estoy totalmente de acuerdo. Gracias a mi trabajo he podido ver en primera persona como algunos mayores encontraban el amor muy entrados en años, con las mismas inquietudes y deseos que cuando eran mas jóvenes. Recuerdo con especial cariño a una pareja, Angelina y Cele, una viuda, otro divorciado. Siempre de la mano, juntos, sobretodo me acuerdo de la alegría y amor con la que se miraban. Ambos habían tenido sus vidas, sus familias, sus hijos,...y al final del camino se encontraron y eso lleno todo.

Personalmente me encanta ver a una pareja mayor de la mano por la calle, o dándose un casto beso en al cara,...¿puede haber algo mas bonito?

No importa los años que ponga en el carné de identidad, Cupido puede estar acechando a la vuelta de la esquina.  Debemos tener en cuenta que envejecer es un proceso que añade años, pero no cambia a las personas. Estas mantienen sus capacidades de sentir, entre ellas, la de vincularse afectivamente a alguien. El enamoramiento, por tanto, puede ocurrir a cualquier edad. Es más, puede ser un momento muy dulce, en el que dos personas se unen sin miedos o complejos tras una vida llena de vivencias que pueden enriquecer su relación. El nivel de satisfacción de la relación vivida en esta etapa puede ser altísimo, llegando a un punto de conexión con el otro y de encuentro muy altos. Fuera prejuicios 

Esto sucede porque con la edad uno se conoce mejor a sí mismo, y la experiencia le lleva a conocer más al otro. La pareja se focaliza en el presente, en lo que comparten, no en proyectos futuros, pueden descubrirse nuevas formas de comunicación, afecto y sexualidad hasta entonces no experimentadas, y suele haber mucho respeto entorno a costumbres o hábitos de la otra persona, así como a sus circunstancias. Gracias a esto, uno puede convertirse en el soporte o bastón del otro. También se priorizan otras cosas, ganan fuerza la intimidad y la forma en que se comunican y conectan emocionalmente. En definitiva, es una experiencia que merece la pena ser vivida. Eso sí, es fundamental tratar de quitarse barreras y prejuicios para poder vivirla plenamente.

Porque en ocasiones, según los expertos, se da el caso de que la persona vive esta nueva situación con angustia, culpabilidad e, incluso, en silencio. Quizás porque no se dan permiso para vivir la experiencia y entregarse, y ni siquiera se atreven a compartirla con el entorno, hijos, familiares, etc. Frecuentemente, estas dificultades las presentan más las mujeres, fruto de la educación recibida y del rol mantenido hasta el momento de estar por y para otros, siendo a veces invisibles para sí mismas. Para ello, es importante insistir en que todos tenemos derecho a ser felices y a tomar nuestras propias decisiones y que la decisión de compartirlo con el entorno está en nosotros mismos. No hemos de sentirnos obligados. Démonos el permiso para vivirla plenamente y tener ilusiones. La felicidad depende de uno mismo.

Así que si todavía no has encontrado a tu media naranja...no desesperes...mientras hay vida hay esperanza.

A ser feliz.


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